El reconocido cantautor santafesino dialogó contó la influencia del chamamé en su vida, además de los valores y la identidad cultural.
El pasado martes 19, se celebró -como todos los años- el “Día Nacional del Chamamé”, en homenaje al músico correntino Mario del Tránsito Cocomarola, que murió un 19 de septiembre de 1974.
El artista nacido en Vera se refirió a sus comienzos con la música, una pasión que comenzó cuando era muy chico y también habló de su presente.
Aprovechando la ocasión hablamos con Miguel Ángel Morelli, autor de uno de los temas chamameceros más reconocidos por todos, “Lo que sos mi Chamamé”.
– ¿Cuénteme sobre su vida actual?
– Estoy viviendo en la ciudad de Santa Fe. Y como digo en una de mis canciones, soy nacido en Vera, ciudad vecina de Reconquista. En este momento estoy escribiendo, musicalizando algunas letras porque dejé de cantarlas, hace un año me retiré de los escenarios porque llevo casi 50 años fácil andando por todo el país con mi canto y con mi obra. Y bueno, a la larga la vida te pasa su factura.
– ¿Costó dejar los escenarios?
– Sí pero de ninguna manera me hubiese gustado decepcionar a toda esa gente que me siguió, que me acompañó, que me alentó. En fin, preferí retirarme del canto profesional, digamos. Justamente para eso, para no decepcionar a esa gente que tanto me apoyó siempre y que incluso me sigue apoyando ahora aún sabiendo que ya no subo a los escenarios.
– ¿Cómo fue el día después?
– Muy difícil y creeme que dejé en agosto del año pasado y no pensé que me iba a afectar tanto porque tuve un tiempo de una fuerte depresión, yo amaba -y sigo amando – cantar y componer canciones, grabar discos. Pero bueno, hay un momento que, para decirlo en la jerga futbolera, conviene colgar los botines para que la gente se quede con el mejor de los recuerdos de uno.
– ¿Usted nació en Vera pero vivió poco allí?
– Nací en Vera y no en el hospital ni en una clínica, nada, nací en la cama matrimonial de mi abuela materna. Pero después, por razones del trabajo de mi padre, nos fuimos a vivir a Santa Felicia. Cuando mis padres volvieron a Santa Fe, yo me quedé un año en Vera haciendo el cuarto grado hasta terminarlo y luego me fui donde mis padres ya se habían radicado.
– ¿Qué lo inspiró para escribir una poesía tan perfecta como es el tema “Lo que sos mi chamamé”?
– Es una buena pregunta, porque fijate vos que ahí en Santa Felicia (cuando yo era niño todavía) no teníamos más que una hora por día energía eléctrica, entonces teníamos una radio a batería, una filia a batería y la emisora que entraba con plenitud y claridad de definición era Radio Goya de Corrientes y ahí pasaban mucho chamamé y del bueno, de Don Isaaco Abigol, de Tránsito Cocomarola, de Ernesto Montiel, del viejo Tarragó Ros, de Mario Messián Medina, del cuarteto Santa Ana, en fin. Yo escuchaba esa música y me daba una energía, una alegría, no sé, como digo en la letra del chamamé, como ganas de pelear y enamorarme, no pelear por bronca con alguien, sino por exhibir, por esa plenitud que me hacía sentir ese ritmo vibrante, majestuoso que tiene el chamamé. Entonces consideré que yo le debía un homenaje, y así nació “Lo que sos mi chamamé”.
– ¿Tenemos que inculcarle más a los chicos, a los jóvenes, sobre nuestra música, nuestra cultura?
– Claro, porque no se está haciendo un gran trabajo en ese sentido, porque cuando son niños es cuando más se les graban las cosas, hay que darles todo aquello que tiene que ver con su identidad. En Reconquista, justamente, me pasó cuando yo fui a actuar al festival grande que hacían, se me acercó un muchacho que tendría 19 años o algo así y me dijo: ‘Miguel, ¿me firmaría la guitarra?’ Y yo digo: ‘no, se te puede arruinar’; ‘no importa, me encantaría ¿sabe por qué tengo esta guitarra en mi mano y quiero que usted me la firme?, por algo muy sencillo pero muy grande para mí, yo era alumno del Colegio Don Bosco y usted fue una mañana con su guitarra, nos habló, nos cantó, nos ilustró lo que decía con sus canciones y yo que ni conocía el folklore, me enamoré de esa hora que estuvo con nosotros, a tal punto que le pedí a mi padre que me compre una guitarra’. Esto que cuento te demuestra en qué medida estaría bueno que se haga una gran movida en las escuelas pero sin imponerlo.
– ¿Me deja un mensaje para el final?
– Que la vida es una experiencia única e irrepetible. Si nuestros padres no se hubiesen conocido, nosotros ahora no estaríamos hablando. Tenemos que sacarle el jugo, aprovecharla, amar la vida pese a todas las adversidades que tiene, y sobre todo tratar de dejar una huella para que cuando uno se vaya, no se olviden, que siempre tengas una flor, que siempre te visiten, aunque ya no estés. Eso es la vida, cuando uno deja huellas, deja cosas que enriquecieron el espíritu, el corazón y el alma de nosotros, de los demás, es un poco como no morir nunca.
“Por la música que escuchaba en Radio Goya de Corrientes, consideré que yo le debía un homenaje al chamamé”, afirmó Morelli.
Lo que sos mi chamamé/Letra
Chamamé,
Potro que salta el alambrado en mi guitarra
Duelo a cuchillo por los ojos de una guaina
Sos todo eso y mucho más mi chamamé
Chamamé,
Una acordeona roncadora en la bailanta,
Un sapucay estremeciendo una garganta
Sos todo eso y mucho más mi chamamé
Chamamé,
Sos como el vino cuando corre por la sangre
Chamamé,
Si hasta dan ganas de pelear, o enamorarse
Chamamé,
Si hasta parece que no sos una canción
Que sos más bien el corazón
Por el que vibra el litoral
Chamamé,
Jornal gastado en el boliche a pura caña
Supersticiones de “paye” y luces malas
Sos todo eso y mucho más mi Chamamé
Chamamé,
Sos como el vino cuando corre por la sangre
Chamamé,
Si hasta dan ganas de pelear, o enamorarse
Chamamé,
Si hasta parece que no sos una canción
Que sos más bien el corazón
Por el que vibra el litoral
Compositor: Miguel Ángel Morelli
Fuente: Norte24