Monseñor “Coché” Macín explicó que la decisión de celebrar la Misa Crismal en Vera “tiene varios motivos, en primer lugar, que esta celebración, en un sistema de alternancias, se pueda realizar fuera de la Catedral de Reconquista para que otras comunidades puedan participar de un acontecimiento de gracia tan especial”.
Por otro lado, dijo que “se trata de una celebración litúrgica diocesana que celebrada en diferentes lugares puede marcar nuestra voluntad de ser una iglesia en salida, que acompaña a sus hijos dispersos por el territorio diocesano y así renovar nuestra comunión y corresponsabilidad que brota del bautismo”.
“Agradezco vivamente a toda la comunidad de Vera, al padre Carlos y a todo su equipo por recibirnos esta noche y espero que sea una ocasión para que la parroquia y toda la zona sur de la diócesis reciban abundantes gracias y bendiciones”, expresó.
En su homilía, pontificó que “uno de los signos más sobresalientes del rito es la consagración del Santo Crisma, aceite mezclado con perfume que luego será utilizado en la celebración del bautismo para marcarnos con el sello de Cristo. La unción es elección, la unción es pertenencia, es una carga simbólica. El mismo Espíritu que unge a Cristo para hacerlo elegido y enviado del Padre se derrama sobre todos aquellos que aceptan su llamado. En Cristo, todos somos ungidos por el aceite y el Espíritu Santo. De esta manera que formada una comunidad de todos aquellos que somos convocados a conformar el santo pueblo de Dios”.