
En las últimas sesiones del Concejo Municipal de Vera volvió a evidenciarse un patrón que preocupa a los bloques opositores: la falta de tratamiento y avance de los proyectos de ordenanza presentados por sus concejales.
Mientras las iniciativas impulsadas por el Departamento Ejecutivo Municipal y por ediles oficialistas avanzan con rapidez, las propuestas provenientes de otros espacios políticos quedan relegadas, sin discusión y sin dictámenes que permitan su estudio en profundidad.
El registro de iniciativas en comisión durante 2025 muestra esta tendencia. Proyectos como “Plaza de Bolsillo”, “Concejales por un día”, “Perros potencialmente peligrosos (PPP)”, “Movilidad Sustentable” u “Ordenanza de Cartelería Política”, todos presentados por integrantes de la oposición, permanecen sin avances concretos o directamente archivados en comisiones ampliadas o de interpretación y hacienda, sin señales de tratamiento inmediato.
Dentro del cuerpo legislativo, concejales opositores, señalaron que esta práctica se consolidó en el último año y que afecta gravemente la calidad institucional y el equilibrio democrático del Concejo.
Aseguran que: “No se trata de un desacuerdo político natural, sino de un desinterés explícito por permitir que proyectos que no provengan del oficialismo siquiera ingresen a la agenda pública”.
En este contexto, con la siguiente reflexión sintetizan el clima institucional que se vive actualmente: “Los extremos no son buenos en esta oportunidad y como hace mucho no sucedía el Concejo de Vera después del 10 de diciembre encontrará su equilibrio al contar con una pluralidad de estilos, liderazgos que representan a distintos sectores de nuestra ciudad.
Hoy la actual intendencia cuenta con la mayoría automática, lo que imposibilita el diálogo y el consenso: se terminan imponiendo sus intereses y sus prioridades. La presidencia del Concejo no logró comunicar a la comunidad lo que hace el bloque ni salir de las cuatro paredes. La gestión es notablemente invisibilizada y pareciera que la norma es no generar ruido ni sombras políticas. Solo se aprueban proyectos del oficialismo; todo proyecto que no sea de Moral, Senn o Rubianes no se aprueba, los del Ejecutivo municipal se aprueban, pero las voces de otros parecen no importar, al punto de llegar al ninguneo y menosprecio.
La gestión que lidera ingeniera Paula Mitre comienza una nueva gestión ejecutiva, pero ya no podrá ejercer su poderío legislativo. Tendrá un Concejo con el cual tendrá que rendir cuentas, dialogar y responder todo el cúmulo de solicitudes de informes, y reestablecer el canal de diálogo institucional Municipio/Concejo que hoy no existe. Habrá desde el 10 de diciembre un nuevo escenario político local que favorecerá a la gente y a la Democracia.
La comunidad política verense observa con atención lo que sucederá en el próximo período legislativo. El recambio en el Concejo equilibrará fuerzas y obligará a un funcionamiento más fluido, plural y participativo, siempre que exista voluntad de diálogo real entre el Ejecutivo y todos los sectores representados.
Mientras tanto, la falta de tratamiento de iniciativas opositoras continúa siendo un síntoma de un Concejo que, lejos de su rol deliberativo y consensual, parece operar bajo una lógica unilateral que limita la representación plena de la ciudadanía.

























