Comienza el juicio a dos médicos por la extraña muerte del hijo de un exgerente de la EPE Reconquista

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En el banquillo de los acusados se sentarán los doctores Carlos Martelli y Ricardo Montyn. Están imputados por el homicidio culposo de Matías Oviedo, de 34 años. La familia de la víctima denunció supuesta negligencia de los profesionales. 

Para las 8 del martes está prevista la audiencia inicial del juicio oral a dos médicos de Reconquista, imputados por la muerte del Matías Oviedo (34) -empleado de la EPE, en pareja y padre de un nene-, sucedida en extrañas circunstancias el 27 de noviembre de 2019.

A esa hora se escucharán los alegatos de apertura de las partes que pugnarán durante el debate por imponer sus argumentos. Todo girará en torno a la labor que desempeñaron los doctores Carlos Martelli y Ricardo Montyn en la atención de la víctima, que comenzó con un cuadro febril el lunes 25 y terminó fatalmente dos días después a causa de una supuesta septicemia grave.

Ese diagnóstico médico sobre el motivo por el cual se apagó la vida de Oviedo en 35 horas reloj, contadas desde que formuló la primera consulta en un centro privado de salud a las 22 del lunes 25, luego en el efector público de Reconquista, hasta que falleció en una clínica de Avellaneda a las 9 del miércoles 27 del penúltimo mes de 2019, no conformó a la familia del fallecido que solicitó al MPA un pedido de investigación sobre lo ocurrido.

Fruto de una investigación iniciada, el fiscal Sebastián Marichal imputó a ambos profesionales el último día de diciembre de 2023 por homicidio culposo, debido a lo que consideró como la violación del deber de cuidado del paciente, por evidenciar impericia al ejercer sus profesiones en atención a que no dispusieron la inmediata intervención del paciente, lo que desembocó en desenlace “determinante, directo y excluyente en el fallecimiento de Matías Oviedo”. Ese dictamen que el fiscal recogió en la acusación fue al que llegaron la Junta Médica Forense de la Provincia de Santa Fe y la Cátedra de Clínica Médica de la Universidad de Buenos Aires; sendas instancias periciales en que el estado de salud del joven padre de familia ameritaba una internación inmediata.

Pedido de justicia

El pedido de justicia de los familiares de Matías Oviedo se remonta al mismo momento de su deceso, con la publicación de una carta en redes sociales autoría de la madre y el padre, este último José Luis Oviedo, que hacia poco tiempo había dejado la gerencia de la Sucursal Reconquista de la EPE y con una reconocida trayectoria en el plano sindical.

En la misiva, en primer lugar, instaron a tener “empatía: ponerse en el lugar del otro. Ver cómo te sentirías si te hicieran lo mismo. Creemos que es necesario hacer hincapié en esto, más que nada en que hay que pensar mucho antes de decir o hacer algo, porque tal vez lo que para uno es un simple comentario, al otro le significa un mundo de cosas”.

Agradecieron a “todos los que tuvieron empatía con nuestra perdida, que compartieron nuestro dolor y sintieron como si se les hubiera ido un hermano o un hijo y nos abrazaron, con sus manos, con sus palabras, con sus miradas llenas de lágrimas o con una oración. A todos ellos nuestro más profundo amor y agradecimiento”.

35 horas

En cuanto al hecho en sí, dijeron que “ante la pérdida tan sorpresiva de un hijo, no es fácil encontrar lógica o razón y surgen miles de preguntas. Con mucho dolor, pero con respeto, fuimos planteando las dudas sobre las últimas 35 horas de vida de Matías”, al tiempo que lamentaron que “a cada pregunta que fuimos haciendo, nos devolvieron respuestas que trataban de justificar acciones o inacciones, cargadas de frialdad, agresividad y mentiras. Claro está que, frente a estas reacciones, surgieron muchas más preguntas”.

Más adelante, la familia Oviedo señaló que “de todas las reuniones que tuvimos con los actores de la salud, no pudimos aclarar nuestras dudas sobre lo actuado, ya que nadie acertó a tomar medidas prudentes y razonables lo que fue acortando las chances de vida de Matías, hasta que pasó la línea de no retorno y nos informaron que Matías tenía un 85 % de riesgo de muerte (a las) 13:30 horas del martes 26 de noviembre, solo 15 horas después de la primera consulta médica”.

“Nos morimos… mueren nuestros seres queridos… mueren nuestros hijos… y nada parece cambiar, no surge la ‘empatía’, nos tratan y destratan, como si no fuéramos personas. De todas maneras, si hubiera tenido una enfermedad del tipo que fuera, lo que faltó fue ‘empatía’, para tratarlo y diagnosticarlo, por parte de los profesionales que lo vieron”. Extraído de la carta pública de la familia Oviedo.

“Ninguna enfermedad”

En su descargo público, aseguraron que “Matías no tenía ninguna enfermedad de las que duelen pronunciar y de las que como sociedad nos cuesta hacernos cargo. No tuvo ninguna enfermedad infectocontagiosa, lo confirman los análisis que llegaron después de su muerte. No tuvo siquiera un diagnóstico más preciso, que el de una septicemia grave, que nos vuelve a generar más preguntas”.

Dieron cuenta asimismo de la denuncia realizada ante el Ministerio Público de la Acusación para que se “investiguen las acciones o inacciones como también los protocolos médicos, que a nuestro entender no se respetaron, y se determine la responsabilidad qué les correspondiere a todos y cada uno de los profesionales a los que Matías acudió en busca de atención” para “que se haga justicia”.

“Silencios, omisiones y trabas”

Ante la inminencia del juicio, una hermana de Matías Oviedo difundió un video en el que relataron que “este martes 18 empieza el juicio por su muerte. Matías tenía 34 años, recién cumplidos, era una persona sana, feliz, trabajaba en la EPE y disfrutaba de su hijo, y tenía planes de casarse. Lo perdimos por una atención médica negligente”.

Con fotos de la vida en familia, recordó que “pidió asistencia médica a las 10 de la noche, a las 11 de la noche y nuevamente a las 6 y media de la mañana del día siguiente. En un lapso de 15 horas, tres veces pidió que lo atiendan. Matías Oviedo fue enfermo y muy dolorido, en busca de curación y salud, pero recibió desatención, negligencia y su propia muerte”.

“Porque lo que le pasó a mi hermano nos podría haber pasado a cualquiera, y porque no queremos que le pase a nadie más. Y llevamos casi seis años esperando justicia. Tuvimos que duelar contra silencios, omisiones y trabas, pero nunca bajamos los brazos, lo único que buscamos es verdad, justicia y que esto no le pase a ninguna otra familia”, concluyó.