
Dos hombres de 30 y 42 años del norte provincial fueron condenados por el Tribunal Oral Federal de Santa Fe, en un juicio abreviado que este lunes fue publicado por el Centro de Información Judicial (CIJ).
La sentencia dictada por el camarista Luciano Lauría, impone pena de 4 años y 6 meses de prisión, más declaración de reincidencia para Claudio Iván Cabrera (42); en tanto Franco Maximiliano Polo (30) recibió una sanción unificada de 4 años de cárcel.

El primero fue declarado responsable por los delitos de “siembra, cultivo y guarda de semillas para producir o fabricar estupefacientes”, “transporte de estupefacientes” y “resistencia o desobediencia a la autoridad”.
En tanto que su consorte de causa Polo, resultó condenado como “partícipe secundario del delito de siembra, cultivo y guarda” (arts. 5 inc. ‘a’ de la ley 23.737 y 46 del CP). Y si bien la pena original fue de 2 años de prisión en suspenso, se unificó en 4 por otra del 3 de febrero de 2020, dictada por el mismo tribunal y cuya condicionalidad le fue revocada.
Narco-emprendimiento
Para la justicia federal, Cabrera y Polo habían iniciado un narco-emprendimiento en la localidad de La Gallareta, ubicada 259 km al norte de la capital provincial y unos 100 km al sur de la ciudad de Reconquista, en el departamento Vera.

La sentencia Nº 49 del 2025 emanada del tribunal santafesino refiere a una causa iniciada a mediados de 2021, cuando la Fiscalía Federal de Reconquista ordenó medidas de investigación sobre otros dos sujetos, también sospechados por el tráfico de estupefacientes.
Producto de las diligencias policiales el 24 de noviembre de 2023 se realizaron varios allanamientos, uno de ellos en una casa de calle San Martín s/Nº, entre Belgrano y Alberdi, perteneciente a Cabrera. Allí fue arrestado Franco Polo y por añadidura fue allanada su casa de calle sin número, entre Almirante Brown y ruta provincial 83.
Como resultado del operativo los uniformados incautaron 45 plantas y semillas de marihuana.
Fuga en moto
Faltaba dar con el paradero de Cabrera, que fue arrestado el mismo día pero en la localidad de Malabrigo, después de haberse robado una moto Honda Tornado de 250 cc. desde la puerta de un taller mecánico.
Cabrera se resistió ante la voz de “alto” y protagonizó una persecución, en la que puso en riesgo la vida del personal policial, la suya y de terceros, hasta que finalmente fue alcanzado. Al momento de registrarlo, la policía descubrió que dentro de uno de los bolsillos de su campera llevaba una bolsita con 50,4 gramos de cocaína y un celular.

Cabrera y Franco fueron indagados en el Juzgado Federal de Reconquista, donde resultaron procesados con prisión preventiva; medida que fue confirmada por la Cámara Federal de Resistencia, que morigeró la prisión de Polo en domiciliaria.
El 17 de mayo de 2024 el fiscal de primera instancia requirió la elevación de la causa a juicio y una vez en el TOF las partes fueron llamadas a juicio, programado para el 16 de abril pasado.
Pero antes de celebrarse el debate, el fiscal auxiliar Guillermo Gschwind, y los defensores -particular- Gabriel José Micheloud y -público- Fernando Sánchez, arribaron a un acuerdo de condena.
Fin productivo
Al momento de ser allanados, la dupla tenía en su poder 895,3 gramos de marihuana en 45 plantas de diversas medidas, pero además poseían una serie de artículos fundamentales para hacerlas crecer: medidor de temperatura, 6 lámparas led, un temporizador programable, 2 paneles led, 2 bolsas de abono, 1 recipiente de fertilizantes, 1 recipiente de bioestimulante y 1 sachet de mejorador de suelos.

En la casa de Polo se halló una bolsa con 119,77 gramos de semillas de cannabis sativa. También se secuestraron 5 celulares y 4 cámaras de videovigilancia y 2 monitores.
A propósito del vivero, el juez destacó que ”las plantas de cannabis sativa se encontraban en el interior de dos ambientes del domicilio allanado, los cuales se hallaban acondicionados para favorecer el crecimiento y la producción”.
“Las paredes revestidas de aluminio”, así como el uso de “lámparas de luz violeta, medidor de temperatura y la existencia de diversos abonos” dejan en claro “el fin productivo que los encartados tuvieron en miras y el conocimiento de la actividad ilícita”.