Vicentin quiere reactivar sus plantas con dos fasones, pero pide que no le corten la luz

COMPARTIR

Se trata de los complejos de Ricardone y Avellaneda, hoy sin actividad. La empresa podría pagar durante abril el 50 % de los sueldos de marzo. Falta la anuencia de los trabajadores

La conducción de la cerealera intenta volver sobre sus pasos después de haber puesto en modo “parada segura” sus plantas de Ricardone y Avellaneda a causa de la imposibilidad de conseguir nuevos contratos de fasones.

El Directorio dio a conocer la voluntad de reactivar ambos complejos tras el público ofrecimiento de la Unión Agrícola de Avellaneda y de Bioenergías SA, en la audiencia convocada el viernes pasado por el juez del concurso de acreedores Fabián Lorenzini, para continuar con los fasones de girasol y de etanol.

En es línea, dijo haber recibido en forma verbal de ambas firmas la propuesta concreta de adelantar el 50 % del precio de sus respectivos fasones. “De ser ratificadas estas propuestas por las vías correspondientes, la empresa Vicentin estaría en condiciones de poner en marcha nuevamente ambas plantas”, y abonar esta semana el adelanto del 25 % de los salarios de todo el personal correspondiente al mes de marzo.

Eso, además de regularizar los compromisos comerciales más urgentes como transporte, energía consumida en este proceso, insumos de producción, aportes y contribuciones, agregó.

Salarios

Los directivos estimaron que “esto debería permitir el giro de la empresa durante lo que resta del mes de abril, comprometiendo además otro adelanto de aproximadamente el 25 % de los salarios a fin de este mes, en la comprensión de que los servicios de electricidad y gas no serán interrumpidos durante ese periodo”.

En el mismo plano, remarcaron la confirmación formal de ambos clientes y la confirmación de la aceptación de estas condiciones por los sindicatos y el personal fuera del convenio.

“Este principio de acuerdo entre empresas, trabajadores, clientes y sector público todavía insuficiente para superar la grave situación actual, puede representar el principio de una salida racional hacia la estabilidad que toda la comunidad necesita, requiere y persigue”, concluyeron.

Muy complicada

“Lo vamos a decidir, pero estamos medio lejos. La empresa dice que va a abrir las puertas si arreglamos entre los sindicatos y la Unión Agrícola de Avellaneda y Bioenergías SA, así que veremos qué pasa. Lunes o martes se va a saber si la asamblea (de trabajadores) da positivo”, deslizaron fuentes gremiales este fin de semana.

Desde el Ministerio de Trabajo de la provincia -que se mostró muy activo para acercar a la partes- cifraron expectativas en que se pueda acordar esta salida a la crisis, sin embargo dejaron en claro que por más que se retome la actividad eso no alcanza para solucionar la cuestión de fondo en atención a que es muy complicada la situación financiera.

En la audiencia de viernes, el ministro de área Roald “Coco” Báscolo había subrayado que “de esta situación se sale trabajando. Acá hay dos grandes grupos económicos que están pujando por quedarse con la empresa, vía crowm down, vía homologación, alguno quizá puede estar especulando con la quiebra”. El funcionario dijo no compartir la decisión de parar las plantas, porque con eso se coartó la posibilidad de pagarles a los trabajadores. “Quiero que las plantas se vuelvan a poner en marcha y que estos dos grupos que están pugnando judicialmente para quedarse con Vicentin hagan su aporte también, sean responsables. El llamado es a la responsabilidad ellos”, instó.

Deuda

La compañía tiene una deuda posconcursal de U$S 30 millones, en los cuales se incluye U$S 18 millones que se le debe a Renova y el resto es deuda nueva que está centrada en insumos básicos: primero U$S 3 millones de sueldos; energía eléctrica y gas alrededor de U$S 5 millones; y deudas con contribuciones y con el fisco de unos U$S 2 millones. El informe fue brindado por el exinterventor y actual veedor Andrés Schocron, quien sostuvo que “esto hace muy dificultoso poder sobrellevar esto, máxime cuando no hay actividad industrial”. “A eso hay que adicionarle mínimo U$S 1 millón para poder acondicionar para poner en marcha la planta de San Lorenzo”, agregó.