Claro fue imputado por lesiones, amenazas y daño, y quedó preso

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Pablo Agustín Claro (20) fue imputado en una audiencia realizada en los Tribunales de Vera, presidida por el juez Sergio Olivera, por los delitos de lesiones calificadas, amenazas, daño, desobediencia a un mandato judicial y deberá cumplir prisión preventiva sin plazos.

En la atribución delictiva, el fiscal Leandro Benegas lo encartó por ese cúmulo de transgresiones a la ley penal en perjuicio de Juan Martín Cardonatti -presente en la audiencia mediante Zoom, todavía con las escoriaciones presentes en su rostro- y de una menor de 15 años P. B., ambos de Calchaquí, por el demencial ataque del que fueron víctimas en la noche del martes.

El imputado, quizás en forma involuntaria, se miró sus manos cuando el representante de la Unidad Fiscal Vera el endilgó haberle propinado “patadas y y golpes de puño en la cara” a Cardonatti. En varios momentos, confrontó con la mirada al padre del joven víctima, al punto que un policía debió interponer su figura para impedirle la visual.

Cuando el juez Olivera les dio la palabra, Claro -de buena contextura física y excomisionista de hacienda- expresó que no iba a hacer uso de su derecho a declarar, empero Cardonatti sí habló para dar cuenta del “miedo que le tengo a esta persona”, que “dijo que me iba a matar”. La madre de la chica atacada intentó expresar su parecer, pero rompió en llanto y no pudo seguir. Solo alcanzó a decir algo que resonó en sala: “Yo sé cómo terminan estos casos de violencia de género…”, advirtió, en clara alusión a la latente posibilidad de un femicidio.

Estuvieron presentes familiares de ambas partes, Pablo Claro fue defendido por el abogado Agustín Bergel, que se mostró preliminarmente de acuerdo con los cargos recaídos sobre su cliente, y respecto de la medida restrictiva de la libertad, aunque se reservó el derecho de revisarla conforme avance el proceso judicial. Al final de la audiencia, los padres de los jóvenes víctimas dijeron que están “conformes con la imputación, pero no tranquilos”, y expusieron con marcada preocupación la conmoción y el miedo que embarga a sus hijos.

Patadas y piñas

La agresión ocurrió cuando Juan Martín Cardonatti (18) y la que sería su novia circulaban en moto por las calles de la ciudad del sur del departamento Vera. Alrededor de la 21:45, imprevistamente para ellos, pero no para el agresor que premeditó su acción, Claro los interceptó a bordo de una moto y los derribó.

En inmediaciones de Sarmiento y Dorrego. En el suelo, apretados por la moto e indefensos, el victimario la emprendió a patadas contra ambos. “La peor parte se la llevó Juan Martín, se la agarró con él, porque la piba al quedar menos apretada, pudo levantarse y zafar. Ahí salieron un par de vecinos a ayudarlo, porque imaginate, con la moto arriba y el otro vago pegándole; lo agarró a patadas en el suelo”, relató su padre, Walter Cardonatti, dueño de una radio de frecuencia modulada. “Este vago no puede estar suelto. Van a esperar que la mate la chica o me mate el muchachito, es de terror esto”, advirtió.

Los golpes fueron de tal magnitud que “le hicieron un par de radiografías en Calchaquí, parecía que estaba bien, pero a las 2 de la mañana se descompensó con vómitos y dolor de cabeza, y dolor en los genitales. Y lo llevaron a Reconquista, le hicieron una tomografía y volvieron hoy a las 8 de la mañana, después que lo dejaran en observación. Teóricamente salió bien de eso también, pero bueno, complicada la situación”, contó.

De acuerdo al relato de fuentes del caso, el irascible atacante sería un exnovio de la chica agredida, que no entra en razones sobre que la relación concluyó. “El pibe dice que la chica es de él y que va a matar a cualquiera que salga con ella”, confiaron. Además, refirieron que ya hubo un problema hace más de dos semanas atrás cuando, fuera de sí, el acusado irrumpió en la casa familiar de la chica y “le rompió una puerta, hizo un quilombo, hubo una denuncia”, y eso le valió que la justicia le aplicara una medida de restricción de acercamiento, que a todas luces desobedeció.