La localidad del extremo norte sigue cercada por la presencia de roedores. Los vecinos reclaman la entrega de veneno y lavandina para combatir la plaga. Zoonosis trabajó en el lugar.
La virulenta invasión de roedores no deja de proliferar en el norteño pueblo de Los Amores, enclavado en medio de los Bajos Submeridionales. Como consecuencia de la emergencia hídrica sucedida hace dos semanas, las ratas vieron inundarse sus madrigueras y migraron hacia la zona urbana desatando una crisis que se prolonga hasta hoy.
Ante el riesgo potencial de transmisión de enfermedades, se activó una estrategia conjunta entre el área de Zoonosis, que depende de la dirección de Promoción y Prevención del Ministerio de Salud, la Región de Salud del Nodo Reconquista y los equipos locales, para la identificación de los roedores, su control, y para el diagnóstico y la prevención de enfermedades, se informó oficialmente.
Los vecinos están lejos de compartir ese parte y denuncian que la presencia de ratas no cesa y que, además, no hubo entrega de elementos para hacer frente a la invasión. Las clases presenciales están suspendidas desde hace la semana pasada y por el momento las autoridades de la Escuela Nº 6.046 “Juana Azurduy de Padilla” capean como pueden la contingencia con un dictado virtual.
“Esta es la cosecha de hoy en la escuelita, pobres porteros, es un horror, qué están esperando, que se enferme alguien y pase lo peor ¿A quiénes les llevaron lavandina, venenos para ratas, afiches y explicaciones de cómo cuidarse y prevenirse de los contagios? ¿Pasaron por tu casa o tu barrio? Por la mía no. Y siguen viniendo las ratas todos los días, juntamos varias. ¿Quién limpia las casas? Los caranchos”, vituperó una vecina del lugar en diálogo con InfoVera, con fotos que evidencian su reclamo lleno de preocupación e indignación.
Una persona con funciones dirigenciales en la zona describió, con pedido de reserva de su identidad, que “es delicada la situación, se minimiza mucho desde la comuna. Me parece que de parte de Salud y de parte de la comuna tiene que haber otra respuesta. No hay información, no hay concientización, no hay trabajo de prevención”.
Con los cadáveres de las ratas en las calles, los caranchos irrumpieron en bandada para cumplir con su ecológico en una suerte de aliados a la hora de “desratizar” Los Amores, aunque no dan abasto.
Las autoridades recomendaron, a través de un documento, la importancia de manipular las ratas muertas con guantes y barbijos, rociarlas con lavandina y enterrarlas 30 centímetros bajo tierra o quemarlas.
“Lo que pasa es que los vecinos matan las ratas, la cargan en una palita y las tiran a la basura porque desconocen lo que tienen que hacer, no saben la importancia y el peligro que resulta de eso. No todos limpian con lavandina los restos de sangre donde matan a las ratas porque no saben o porque no tienen plata para comprarla. Es muy delicado lo que está pasando”, contextualizó otra fuente consultada.
En la Escuela
Si bien este fenómeno también se produjo en otras áreas anegadas por las incesantes lluvias, en Los Amores la preocupación fue mayor porque se detectó la presencia de roedores en un establecimiento escolar.
Frente a esta situación, la directora provincial de Promoción y Prevención en Salud, Analía Chumpitaz amplió los detalles del trabajo integral realizado: “Cada roedor tiene sus características y transmite enfermedades distintas. Este trabajo de identificación y vigilancia ya había comenzado tiempo atrás, cuando comenzó la crisis hídrica. Ahora se reforzó fundamentalmente en tres aspectos: disminuir los lugares en donde se puedan refugiar, impedirles el acceso a cualquier tipo de alimento y evitar el contacto de las personas con agua que pueda estar contaminada por virus o bacterias, propios de estos animales”, describió la directora de Promoción y Prevención.
“De esta manera se había trabajado preventivamente en la capacitación para la identificación y abordaje de enfermedades, y su diferenciación con otras que se manifiestan también como síndromes febriles. Porque tanto las que transmiten los roedores como otras circulantes (dengue, gripe) comparten síntomas como la fiebre, los dolores musculares y el diagnóstico tiene que ser preciso y temprano”, enfatizó Chumpitaz.
Prevención y abordaje médico
Junto a la población se trabaja para disminuir el refugio de ratas y ratones, evitando dejar espacios desordenados, y que pueden resultarles útiles para generar o construir sus madrigueras.
“Esto puede ocurrir no solo por las migraciones, sino por el aumento de la natalidad que se produce en esta época, y lo primero que van a hacer es buscar refugio. Por eso es importante no dejar comida, y tapar cualquier espacio por donde puedan ingresar”, describió Chumpitaz.
Y recomendó: “Al realizar tareas de limpieza, se deben utilizar guantes, barbijos y gafas protectoras; en caso de encontrar roedores muertos o elementos posiblemente contaminados, envolverlos en bolsas dobles y con los recaudos antes mencionados, desecharlos”.
Sobre el abordaje médico preventivo que se realiza, particularmente para evitar la leptospirosis, que puede transmitirse a las personas que tuvieron contacto con agua con orina o heces de ratas, se prescribe un tratamiento quimioprofiláctico con doxiciclina.