El jefe policial lamentó el crimen del policía que custodiaba el Hospital Provincial. Señaló que fue víctima de un sistema “lleno de garantías para el delincuente”.
“Hoy fue un día muy triste para toda la familia policial, un hombre joven fue ultimado víctima de un sistema lleno de garantías para el delincuente, cada vez más derechos y la sociedad…”, dijo el comisario general Julio Lucero, jefe de la Unidad Regional IX de Policía, con jurisdicción en General Obligado.
El único funcionario en alcanzar la máxima jerarquía de la fuerza en el norte provincial sostuvo que “no discuto las garantías, pero los extremos son malos”, en un tiro por elevación a la Justicia, a la que luego cuestionó: “Yo siempre lo dije, el día que la Justicia conozca y esté en el barrio, en la gresca, en los tumberazos, recién ahí va a poder interpretar los hechos y las acciones tal como los ve el policía y el vecino”.
Con la congoja a flor de piel por el asesinato del numerario Poncio Bermúdez, anexó que “no se puede interpretar o juzgar algo que no se conoce. No es lo mismo estudiar la historia de la guitarra que saber tocarla, son cosas separadas por esencia”. “Esa metáfora es la justicia, la policía y el vecino”, ahondó.
Lucero presentó su descargo como el de “un ciudadano nada más”, pero al estar considerado el hombre con mayor ascendencia dentro de las filas policiales de la región, no pudo despegar sus palabras de la función que cumple y el cargo que reviste.
Cerca del paso a retiro -a fin de año-, vaticinó que “el pueblo va a juzgar a las instituciones y no va haber forma de explicar cómo llegamos a esto, cómo se pueden fabricar armas caseras, cómo una ley dice preventiva sin plazos a quien porta arma y no se cumple, cómo se puede arreglar una condena reducida para no ir a juicio, cómo, cómo y cómo”.
En su nómina de preguntas, amonestó a cierta clase de funcionarios que evidencian una distancia de la realidad en la que deben intervenir: “Cómo puede ser que se intente mediar en los conflictos sociales con zapatos Sarkany, tacos alto en medio de tanta pobreza, parece una burla y más distancia con las partes a quienes se intenta persuadir”.
“Todo tiene que ver con todo, puedo seguir escribiendo toda la noche, he tratado de cuidar las palabras para no ser un mal educado, pero es así”, aseguró la autoridad policial. Para terminar, eligió una metáfora: “A nadie le gusta ver la verdad desnuda, es mejor la mentira disfrazada de verdad”.