En su mensaje navideño, titulado “Dejen que los niños vengan a mí”, el obispo de Reconquista llamó a “reconocer en los niños y niñas del presente la presencia del Dios hecho hombre”.
Mons. Ángel Macín se refirió al abandono y la violencia sufridos por los niños
El obispo de Reconquista, monseñor Ángel José Macín, emitió un mensaje para esta Navidad, titulado “Dejen que los niños vengan a mí” (Mt 19, 13).
Al comienzo, aludió a la vida del Señor: “Jesús recorrió todo el trayecto que realiza un ser humano, desde sus inicios en el vientre materno hasta el paso hacia la vida en plenitud”.
Y, en relación con la ternura que puede provocarnos la imagen del Niño Dios en esta época del año, agregó: “Evidentemente, la Navidad no puede quedarse en una mezcla de emoción y sentimientos. También tiene que reconocer en los niños del presente, la presencia del Dios hecho hombre, especialmente de aquellos en quienes la vida es maltratada”.
En efecto, el obispo agregó que se debe cuidar de ellos: “Desde su concepción y en sus primeros pasos de su desarrollo. Tristemente, muchos de ellos, por una vision cultural y legal reñida con los principios inscritos en la creación, son descartados antes de nacer”. Y precisó: ”Hoy, la sangre de los inocentes sigue clamando al cielo, mientras nosotros decimos ‘¡Feliz Navidad!’”.
Y, además de referirse a diversas situaciones concretas de agresión y abandono sufridas por los niños, observó: ”Otra forma especialmente dolorosa de maltrato hacia los más pequeños son los abusos a los menores en la sociedad actual. Lamentablemente, también en la Iglesia”.
En ese sentido, el diocesano formalizó una convocatoria a los sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, parroquias, movimientos, asociaciones, comisiones pertinentes y feligreses de Reconquista “a dedicar un dia de oración y ayuno, el 28 de diciembre, conmemoración de los santos lnocentes, por que los niños tengan el lugar que les corresponde en nuestra Iglesia y nuestra sociedad, y que podamos cultivar una clara cultura del cuidado y la protección de los menores y personas vulnerables”.
Y en relación con el título del mensaje, “Dejen que los niños vengan a mí”, el prelado concluyó, refiriéndose a Jesús: “Él se presentó como niño, y hoy asume el rostro de todos los niños que nos rodean, en particular de quienes necesitan de nuestra atención especial. Tratemos de vivir con realismo y esperanza esta Navidad, haciendo diferente la vida de los más pequeños”.