Las diferencias entre dirigentes justicialistas no son nuevas pero fueron in crescendo en las últimas semanas, especialmente en Legislatura.
El primer paso lo dieron Matilde Bruera y Paola Bravo cuando anunciaron la integración del bloque Lealtad Kirchnerista y aparentemente sin avisar a los restantes integrantes de la bancada que hace las veces de oficialista. Entre éstos crece la sospecha de alguna mano de Casa Gris como catalizadora de la decisión y, no obstante esto, el último jueves las dos mujeres votaron contra un artículo del endeudamiento con el fondo kuwaití aliados a los dos bloques de izquierda.
Siguió con el notorio rechazo de Ricardo Olivera al saludo de Roberto Mirabella el domingo último en el recinto de la Cámara de Diputados que se habría atemperado con una conversación en la semana.
Y otro punto fue en pleno recinto de la Cámara Joven el pasado jueves cuando Bruera se negó a votar la integración de las comisiones por entender que el bloque justicialista las discriminó.
El jefe de bloque, Leandro Busatto, pidió disculpas por llevar el tema al recinto y parece que las diferencias tendrán nuevos capítulos.
Fuente: El Litoral