Así fue, Angel Musso, el de las históricas jornadas de ciclismo en Vera y toda la región partió en su última carrera por el infinito camino que lo lleva al cielo.
Su bicicleta fue vida y pasión, también motivo de cosechar una amistad que en su última etapa convirtió a su casa en un templo al que todos querían llegar para compartir el clásico asado de los viernes.
Sin ninguna distinción, todos querían estar en el salón “Julia”, nombre con el que bautizó esa mesa que compartieron toda clase de personajes.
Aunque nada lo justifique, siempre hubo un motivo para estar juntos, comer lo que había, brindar por la vida y disfrutar de los amigos que hoy lamentan su último viaje…
Hay varios que seguramente ya tiene la bandera en alto para marcarte la llegada como tantas veces…y en ésta, que es la última, seguro que también habrá mucho sabor a reencuentro…
Descansa en paz, querido Ángel… Nos queda la gratitud de los felices momentos compartidos.
Manuel Mudry