El accidente ocurrido ayer en la esquina de San Martín y Buenos Aires desnuda la falta de controles y aplicación de las normas vigentes de tránsito por parte del municipio verense.
Desde este medio se alertó varias veces sobre la pérdida del manejo del control del espacio público en que incurre el gobierno local, evidenciada hasta el cansancio con los incumplidos protocolos de prevención del coronavirus, la proliferación de venta de alcohol a menores y el desmadre del tránsito ciudadano.
Justamente, el tránsito fue noticia en la siesta de ayer cuando una moto y un camión chocaron en pleno centro de la ciudad, con consecuencias graves para el motociclista de 26 años, de apellido Saucedo, que tuvo que ser derivado a Reconquista por las lesiones que presentaba.
Pero, qué hacía un camión a las tres de la tarde en esa zona céntrica de la ciudad, por qué circulaba por ese punto urbano cuando está terminamente prohibido, cómo puede ser que un transporte pesado transite por la avenida céntrica flagrantemente.
Son preguntas que tienen todas la misma respuesta: no hay controles suficientes en Vera, la gestión Mitre parece haberse desentendido de la cuestión del tránsito y de velar porque se cumpla la normativa vigente. Basta con observar lo que sucede a cualquier hora del día: vehículos que estacionan en lugares prohibidos, en doble fila, tres y cuatro personas a bordo de una sola moto y sin casco. Se suma, para restar, la nueva “moda”, por llamarla de alguna manera: jóvenes que compran cervezas y salen a beber dando vueltas en moto.
Mientras tanto, el 8 de septiembre pasado el Concejo Municipal aprobó por pedido expreso del Ejecutivo aprobó el nuevo Código de Tránsito y el nuevo Código de Faltas, herramientas que la gestión municipal había calificado de fundamentales para ordenar el caos vehicular.
Pues bien, a dos meses y medio de la sanción de los nuevos ordenamientos jurídicos, en los que el tema del transporte pesado dentro del ejido urbano está contemplado y regulado, su aplicación brilla oprobiosamente por su ausencia. Es que, al parecer, todavía no fueron reglamentados.
Cerca de cumplir el primer año, la gestión municipal en curso debería poner las barbas en remojo con este problemática, actuar decididamente y dejar de especular con el supuesto “costo político” de reencauzar el tránsito. Hay vidas en juego.