
La campaña electoral para elegir diputados nacionales en Santa Fe gana efervescencia dentro del PJ reconquistense.
El proceso para elegir legisladores santafesinos para la Cámara baja del Congreso Nacional se volvió un camino sinuoso dentro del peronismo reconquistense, que atraviesa una coyuntura crítica que amenaza con romper la histórica unidad que lo mantiene en el poder desde 2015.
La confluencia de todas sus corrientes internas en un proyecto común liderado por “Enri” Vallejos le permitió volver al poder en aquel año -aún cuando en la provincia y la Nación se impusieron partidos de otros signos políticos-, y permanecer al frente de la administración municipal de la ciudad con mayor cantidad de votantes del norte santafesino.
Ese sello identitario, que exportó a la provincia cuando el partido imitó la experiencia reconquistense para acceder a gobernar la provincia -a través de la gestión de Omar Perotti, que no pudo ni supo entregarle la banda de la gobernación a otro peronista-, ahora quedó en entredicho, se presume por errores no forzados de Vallejos.
Es que su desembarco en Provincias Unidas -el espacio que integran gobernadores de ideología variopinta- gracias a su amistad con el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, tuvo como correlato su alineamiento con la fórmula que el frente electoral federal impulsa en territorio provincial y que encabeza la vicegobernadora Gisela Scaglia.
Hasta el último sábado de septiembre, las apuestas estaban divididas. La mitad de la tropa se negaba a creer que Vallejos se mostrase con la lista de Provincias Unidas. Otros, por el contrario, daban por descontado que ese escenario se iba a producir tarde o temprano. Con consecuencias políticas, claro.
El día tan temido llegó. A media mañana del 27 de mes pasado, el intendente de Reconquista, líder del peronismo y secretario general de la Unidad Básica distrital, fue fotografiado junto a sus nuevos socios electorales en la vereda de un café céntrico de la ciudad.
La foto no tardó en viralizarse y, sobre todo, voló entre los celulares de los “compañeros”. Desde el entorno de Vallejos intentaron bajarle el tono: “Solo se acercó a saludar como intendente” a las autoridades provinciales, deslizaron. Es obvio que la dirigencia peronista vernácula no creyó ese ensayo explicativo, que en las últimas horas terminó de derrumbarse con las declaraciones públicas del mandatario en las que hizo explícito su acompañamiento a la nómina liderada por el PRO en la provincia.
También se mostraron incrédulos dirigentes nacionales, a los que les llegó la foto: “Es un tipo muy resbaladizo”, describieron, con malestar.
La novedad política de la semana sucedió justo días después de una reunión en la vivienda del mandatario norteño, en la que todo el arco peronista le recriminó su pase al oficialismo provincial y la conducción individualista que asume desde siempre.
En ese cónclave, Vallejos dio libertad de acción a la dirigencia para que apoye a los que candidatos que cada uno prefiera. El grupo, lejos de desperdigarse, retrucó que la única opción válida es la boleta que encabeza Caren Tepp. Nadie sacará los pies del plato peronista, le espetaron. Claro como el agua.
Sin esperar que las huestes que hasta ahora condujo se le plantaran de plano, intentó fugarse hacia adelante con una frase que trajo algo de calma al encuentro cara a cara: “Estamos adelantando un contacto con Axel Kicillof”, anunció.
“Es por ahí”, le aconsejaron sus interlocutores, en una frase lacónica con un significado indudable: la opción de Provincia Unidas no tuvo, no tiene, ni tendrá plafón en el PJ de Reconquista.
El partido que gobierna la ciudad capital del norte provincial hace tiempo que no digiere el la realidad de no contar con legisladores provinciales -mucho menos nacionales- con pertenencia a Reconquista. Hoy por hoy, la senaduría por el General Obligado es privativa de Avellaneda desde 2007, y no hay bancas pejotistas norteñas en la Legislatura.
Así como su espacio le reconoce a Vallejos los triunfos en las elecciones de 2015, 2019 y 2023, al mismo tiempo le reclama ir por más y dejar de ser solo una fuerza política de cabotaje.
Hoy por hoy, es un objetivo que se aleja en el horizonte a la luz de la división que impera puertas adentro, y que conlleva que el 26 de octubre una parte votará por los candidatos propios, y otra por los referentes opositores. Algo nunca visto.
Un experimentado cuadro dirigencial puso en palabras el inédito momento que se vive: “Peronismo/Vallejismo/Pullarismo/Llaryorismo/Axelismo”, posteó el histórico Gabriel Gasparutti, para graficar el intríngulis que propone el vallejismo. Y remató: “Masomenosasi sería?”, poniendo todo junto lo que va separado, quizás en un deseo subyacente de salvar algo de la unidad perdida.
Como corolario, en la jornada del miércoles las diversas líneas del PJ Reconquista dejaron en claro su malestar por la movida política de Vallejos. Enrique Marí, exdiputado provincial y referente kirchnerista apuntó que “no solo Enrique Vallejos debería renunciar a su cargo de secretario general del PJ, o en su caso, ser separado del mismo por las autoridades partidarias”, sino que “más importante que eso es que la dirigencia peronista que siempre lo acompañó exprese públicamente de qué lado está”.
A su vez, Gustavo Lebus, del PJ Avellaneda, confió que “estaba presente cuando ‘Enri’ hizo las declaraciones, le dije lo que pensaba en la cara. La verdad que cayó muy mal su conducta”.
Con el correr del día, las manifestaciones de repudio se fueron sucediendo en las redes, en una clima de marcada efervescencia política. Todo ocurre justo antes del 17 de Octubre, el Día de Lealtad…