
Crisis terminal
El presente de penuria que atraviesa la textil del Grupo Vicentin muestras signos cada vez inequívocos de un horizonte de quiebra. Sin poder reactivar la actividad industrial por motivos multicausales, como su caída en concurso preventivo, el pasivo milmillonario, la falta de financiamiento y el contexto nacional donde las importaciones chinas actúan como un certificado de defunción para el sector hilandero, AA enfrenta un cuello de botella que hace temer lo peor. En la mañana del lunes, los trabajadores de la firma protagonizaron una caravana por las calles de Reconquista para visibilizar la problemática laboral que los angustia. Fuentes gremiales tomaron contacto con medios de prensa para expresar la preocupación reinante por los empleos en riesgo: “Puede ser que lleguen a 350. Y, obviamente, con la expectativa de que en algún momento se solucione si sale algo a fasón, o si viene alguien y compra la empresa, que es algo raro porque debe mucho la empresa. Aparte, está en garantía en el Banco Nación, está concursada, es un tema muy complicado”. En la audiencia convocada el 3 de octubre pasado para conocer de parte del directorio el cuadro de situación actual, el juez del concurso Fabián Lorenzini fustigó la falta de iniciativa de la patronal para intentar soluciones. En la ocasión, el magistrado insistió con la posibilidad de que AA venda su sede administrativa de Buenos Aires, ante lo cual los directivos Dionisio Moschén y Héctor Vicentin propusieron la venta o alquiler de una las desmotadoras del empresa. Al día de hoy, no hubo novedades al respecto.Carta
“Mientras nosotros ponemos el cuerpo día a día, ellos acumulan deudas con el Estado, con la EPE, con proveedores y acreedores, y con cada familia trabajadora que depende de este salario para vivir con dignidad. Han manejado el esfuerzo ajeno con soberbia y malicia, dejando a su paso una historia de promesas incumplidas y un profundo sentimiento de injusticia. Detrás de cada máquina parada hay una familia que sufre, un padre o una madre que no sabe qué decirle a sus hijos cuando pregunta si mañana podrá ir a trabajar”. Extracto de una carta de un trabajador de la Algodonera Avellaneda a la sociedad.