
Laura Bonet y Fany Vincze unieron en bicicleta el kilómetro cero de la Ruta 3 con el norte chaqueño, 182 km. Sin vehículo de apoyo, con sol, viento y mucha voluntad, fueron las primeras mujeres en hacerlo desde que el camino fue asfaltado.
Salieron de Vera a las 5:20 del sábado 11 y, después de más de once horas de pedaleo bajo un sol implacable y con viento norte de frente, llegaron a las 16:30 a Los Amores. “Fue un día durísimo, con mucho calor, pero lo logramos”, contó Laura, todavía emocionada por la experiencia compartida con su compañera de ruta.
En el camino tuvieron dos paradas largas y reparadoras. La primera, en Colmena, donde la familia Villanueva —a la que solo habían pedido agua— las recibió con mates, galletitas y sillones bajo los árboles. “La gente es muy servicial acá. Ya quedan muy pocas personas así”, expresó Laura. La segunda pausa fue en Cañada Ombú, donde repusieron agua mineral antes de seguir camino hacia el norte.
“Vamos sin vehículo de apoyo, las dos solitas”, escribió Bonet, quien relató que la idea de la travesía nació de su amiga Fany Vincze. “Ella venía de una cirugía de rodilla y, cuando tuvo el alta médica, me invitó. Le dije que sí enseguida. Para ella es un viaje de superación; y para mí, un reencuentro con mis raíces.”
Laura recordó que hace casi veinte años fue docente en esa región de la Cuña Boscosa: “Trabajé en Intiyaco, Tábanos y Cañada Ombú. Íbamos por reemplazos de un día, a dedo, bajo el sol o la lluvia. A veces quedábamos empantanados y había que bajar todos a empujar. Fue en 2006… y hoy volver por esta ruta asfaltada emociona. ¡Cuántos años esperó esta gente! Pero como dice el dicho: más vale tarde que nunca.”
Las dos aventureras descansan ahora en un hospedaje de Los Amores, con la satisfacción de haber cumplido una meta que combina esfuerzo, memoria y libertad. Una travesía hecha de pedaladas, afecto y gratitud.
Algunas rutas no se recorren solo con las piernas, sino también con el corazón.