
Por estas horas, reina la preocupación en Algodonera Avellaneda. La textil concursada afronta serias dificultades financieras. El viernes el ministro de Trabajo, Roald Báscolo, se reunirá con las partes.
El clima laboral, financiero y de negocios en Algodonera Avellaneda experimentó un sensible desmejoramiento en las últimas semanas, que no hizo más que agravar la crisis estructural que se cierne sobre la textil luego de que se concursara en 2024 tras caer en cesación de pagos.
En los días que corren, la empresa propiedad de Vicentin SAIC -también con un concurso preventivo de acreedores a cuestas- debió echar mano a despidos de personal y al pago de solo una parte de los haberes de su casi 400 empleados para sortear los problemas de caja que la acucian.
Esas medidas dan cuenta de la situación límite que atraviesa la algodonera ubicada en el Parque Industrial de Reconquista y derivaron en que los trabajadores se declarasen en estado de alerta, con la realización de asambleas para determinar acciones a seguir.
Juan Bandeo, delegado gremial de aquellos operarios contratados por quincenas, confirmó a InfoVera que la planta atraviesa una grave situación económica, producto de la caída en las ventas y el impacto de las importaciones.
En cuanto al personal, Bandeo confirmó que ya se han producido más de 40 despidos: unos 20 a 25 trabajadores eventuales a mediados de julio y otros 20 -mensualizados- el 1 de agosto, pertenecientes a otro gremio que también opera en la planta.
En diálogo con este medio, Bandeo detalló que en la jornada del miércoles se realizaron varias asambleas con los distintos turnos, luego de que los trabajadores cobraran solo el 50 % de la quincena correspondiente, que debía abonarse en su totalidad el martes pasado. «La empresa anunció que el restante 50 % se pagará el próximo 13 de agosto», expresó.
“La situación es muy complicada. El martes nos comunicaron que solo se iba a pagar la mitad de la quincena. Ayer hicimos varias asambleas para evaluar la situación”, señaló Bandeo.
El dirigente explicó que la producción cayó notablemente: la planta tiene capacidad para producir 800 mil kilos de hilo y 400 mil kilos de tela por mes, pero actualmente solo se producen 200 mil de cada uno, lo que «pone en riesgo la estabilidad laboral» del personal.
“La empresa dice que está buscando la forma de mantener el personal, pero si no hay ventas es difícil sostener los sueldos”, remarcó. También mencionó que la apertura de importaciones, especialmente desde China, es un factor que está afectando duramente a toda la industria textil a nivel nacional.
Despidos recientes
En cuanto al personal, Bandeo confirmó que ya se han producido más de 40 despidos: unos 20 a 25 trabajadores eventuales a mediados de julio y otros 20 -mensualizados- el 1 de agosto, pertenecientes a otro gremio que también opera en la planta.
La empresa cuenta con aproximadamente 385 trabajadores, por lo que los despidos representan un impacto significativo, analizó. “Los trabajadores están muy preocupados. Por ahora, se siguen cumpliendo los turnos de lunes a sábado en jornadas de 8 horas», pero la incertidumbre es creciente, agregó.
También señaló que, al estar la empresa en concurso preventivo, se aplican disposiciones de la Ley de Contrato de Trabajo que permiten indemnizar solo con el 50 % del monto, lo que afecta especialmente a los empleados con muchos años de antigüedad.
Reunión
Bandeo confirmó que mañana se realizará una reunión en la planta con el Ministro de Trabajo de la Provincia de Santa Fe, en la que participarán representantes gremiales y directivos de la empresa.
“El objetivo es buscar alguna alternativa, algún tipo de subsidio o ayuda estatal que permita sostener la fuente laboral. Lo importante es que se pueda seguir trabajando y que la gente llegue a fin de mes”, concluyó.
Múltiples causas
En junio de este año se conoció informe lapidario de la Sindicatura que interviene en el proceso concursal que se tramita en el Juzgado Civil y Comercial de la 2da. Nominación, a cargo del juez Fabián Lorenzini, que también entiende en el proceso concursal Vicentin SAIC.
El documento expuso con crudeza las razones detrás del colapso financiero que llevó a la empresa a la cesación de pagos. De acuerdo al mismo, el descalabro económico es consecuencia de una multiplicidad de factores «congénitos, adquiridos, ajenos y mixtos», que se combinaron y retroalimentaron hasta hacer inviable la continuidad operativa.
Entre los aspectos más destacados, el dosier reveló graves errores administrativos y de planificación, tales como políticas comerciales inadecuadas, con ventas a plazo mal estructuradas que afectaron la rentabilidad y redujeron la liquidez; planes de fabricación y compras equivocados, lo que generó desajustes entre la producción y la demanda real del mercado; inversiones improductivas y exceso de apalancamiento financiero, es decir, una dependencia riesgosa del endeudamiento sin respaldo adecuado en ingresos; una gestión ineficiente del crédito y del capital de trabajo, con inmovilización innecesaria de fondos y recursos.
Asimismo, incluyó en los ítems deficitarios internos a los costos operativos excesivos que no guardaban relación con la productividad alcanzada; la falta de reconversión tecnológica, a pesar de haber contado en ciertos momentos con condiciones promocionales favorables; y las estructuras organizativas deficientes en las áreas administrativas, productivas y comerciales.
Factores externos
El informe también reconoció condicionamientos externos que complicaron el panorama económico de la firma: la alta inflación y el contexto macroeconómico nacional adverso; el impacto de la pandemia de Covid-19, que obligó a suspender la producción en determinados períodos; litigios judiciales, entre ellos, los derivados de garantías otorgadas a Vicentin S.A.I.C., que también entró en cesación de pagos en 2019.
Además, destacó una serie de decisiones empresariales riesgosas, como actuar como garante hipotecario de créditos millonarios a favor de Vicentin, sin un respaldo operativo sólido, y la falta de sinergia entre la estructura productiva y la demanda del mercado, lo que derivó en una «rentabilidad sostenidamente baja».
La sindicatura subrayó que no existe una única causa determinante del colapso, sino un entramado de elementos que se potenciaron mutuamente: errores históricos de gestión, decisiones financieras poco prudentes, condiciones externas adversas y una estructura inadecuada para adaptarse a los cambios del mercado.