
El presidente estuvo en la tradicional exposición de Palermo, en la ciudad de Buenos Aires y catalogó a este impuesto como “un flagelo que no debió haber existido”.
A las 10:45 hizo su ingreso en el predio ferial de Palermo el presidente de la Nación, Javier Milei, acompañado de su hermana Karina (Secretaria General de la Presidencia) y el ministro de Economía, Luis Caputo.
Como se había adelantado, los tres recorrieron la arena central de la muestra en una camioneta asomados por la ventana del techo de uno de los vehículos oficiales de color negro desde donde saludaron mientras recibían aplausos de la concurrencia.
En el momento en el que la Fanfarrea Militar ‘Alto Perú’ entonaba las estrofas del Himno Nacional argentino, en el palco se acomodaban las autoridades de la Mesa de Enlace y los invitados especiales, entre los que estuvo el alcalde de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri con gobernadores como el de Santa Cruz, Claudio Vidal; Gustavo Valdés de Corrientes y Leandro Zdero del Chaco.
En representación de las autoridades parlamentarias se vio al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, sin la presencia de la titular del Senado y vicepresidenta, Victoria Villarruel, apartada por la administración central de la gestión nacional.
Luego de las palabras del máximo referente de la Sociedad Rural, Nicolás Pino -que pidió por el INTA, el SENASA, infraestructura y la eliminación definitiva del tributo a las exportaciones-, y mientras se acomodaba para dar su discurso, el jefe de Estado escuchó entre el público un grito: “Gracias por bajar la inflación presidente”, que agradeció diciendo que “todavía falta, a mitad del año que viene vas a ver cuándo la hagamos cero”, respondió.
Reducción
Tras agradecer la invitación y exaltar la bondades de la genética local y la carne con ventas que crecen con 90 mil toneladas exportadas por primera vez en más de cien años, Milei recordó que hace exactamente un año se paró allí para decir que “avanzaríamos con reformas” y que no iba a ser fácil.
Luego de dar un pantallazo de la situación pasada y presente, el Primer Magistrado anunció una reducción de las alícuotas a la exportaciones al comunicar que “desde hoy las retenciones a la carne aviar y vacunas se reducirán del 6,75% a 5%; las retenciones al maíz de 12% a 9,5%; las retenciones al sorgo de 12% a 9,5%; las retenciones de girasol de 7,5% a 5,5% y 4%, y también las retenciones a la soja, del 33% a 26%, y a los subproductos de soja del 31 a 24,5%”.
Sin solución de continuidad, el mandamás de la Casa Rosada se dio vuelta y chocó los puños con Caputo y Pino, para añadir que “esto redunda en una reducción para las alícuotas del sector del grano del 20% y una reducción a la cadena de ganado y carne del 26 por ciento que será permanente, y lo que busca es dar impulso al campo”, enfatizó.
En ese contexto, agregó que “esto incluye además las rebajas transitorias que habíamos anunciado sobre trigo y cebada que también serán permanentes, repito, estas reducciones son permanentes y no tendrán vuelta atrás mientras que yo esté en el gobierno!”, aseguró.
“Ya redujimos las retenciones a las economías regionales, al sector lácteo, a la carne porcina y a algunos elementos de la carne vacuna, al igual que para el trigo y la cebada. Pero es importante tener presente que todo esto es posible, únicamente, gracias al superávit fiscal que hemos conseguido al cual cuidamos como agua en el desierto ante los embates sistemáticos de la casta política”, remarcó.
“No hay posibilidad de rebaja de impuestos sin superávit fiscal sostenido, este concepto es importante que lo internalice, no solamente la sociedad sino la dirigencia política que parece no haberse hecho eco del grito de cambio que la sociedad expresó en el 2023”, postuló. “Acaso creían que la motosierra era un chiste”, dejó flotando en el aire de la fresca mañana porteña.
“Sin ir muy lejos, recientemente el partido del Estado propuso en el Congreso de la Nación un conjunto de leyes que intentan llevar a nuestro país a la bancarrota. Hacer efectivas esas medidas y sostenerlas en el tiempo implicaría un aumento -en dinámica- de la deuda argentina cercana a los 350 mil millones de dólares (a valor presente). Para tomar dimensión de este disparate, esto representa un aumento del 80 por ciento de toda nuestra deuda actual. Miren que graciosos cuando se hacen los generosos con el bolsillo ajeno”, se quejó el primer mandatario.