Industria norteña: matriz diversificada y el desafío de agregar valor a las materias primas

Parque Industrial de Avellaneda.
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Casi una decena de parques y áreas industriales concentran el alma productiva de la región. El procesamiento de frutos de la tierra, la metalmecánica, el sector maderero y el de servicios tecnologizados lideran el ránking. Rechazo a medidas del gobierno nacional y perspectivas complicadas. Informe especial.

En toda la zona noreste de la bota santafesina la industria florece en 9 parques y áreas industriales distribuidos en los departamentos Vera y General Obligado, con clara preeminencia de este último.

Desde Calchaquí hasta Villa Ocampo la matriz productiva norteña se concentra en estos polígonos que presentan distintos niveles de desarrollo en términos de infraestructura, extensión y dinamismo.

En cuanto a liderazgo, Avellaneda toma la delantera con un parque de servicios y otro industrial que ya sumó un centenar de empresas radicadas. La ciudad cuenta con grandes industrias reconocidas a nivel provincial, nacional e internacional; dichas actividades económicas generan a su vez importantes cadenas productivas, comerciales y de servicios.

De cerca, la sigue Reconquista con un parque eminentemente industrial, más uno denominado de Industrias y Talleres y otro que viene en camino producto de la sinergia público – privada.

Las áreas industriales de Calchaquí, Malabrigo y Villa Ocampo crecen en capacidad instalada, y se destaca la recientemente creada en Nicanor Molinas -distrito ubicado 23 kilómetros al oeste de Reconquista sobre a Ruta 40 S- de uso industrial y servicios.

En la región núcleo -el área metropolitana Reconquista – Avellaneda- la actividad de muestra diversificada en frigoríficos de aves y plantas de alimentos balanceado; la cadena completa del algodón: desmotado, fábrica de algodón hidrófilo, celulosa microcristalina, fabricación de telas e indumentarias; refinadoras de aceites vegetales, fábrica de biodiesel y bioetanol, empresas metalúrgicas, entre las principales.

La metalmecánica, el sector maderero y el de servicios tecnologizados lideran el ránking de manufacturas, siempre detrás del procesamiento de frutos de la tierra provenientes del campo. Aquí, es donde el norte tiene su fortaleza y, a la vez, su gran desafío: industrializar las materias primas.

La conversión de proteínas en carne que se exporta -para que el grano no se vaya “desnudo” afuera- corre por cuenta del frigorífico Friar SA, una nave insignia de la industria regional con producción propia en un feed lot de 30 mil cabezas; otros actores históricos fabrican aceites comestibles derivados de girasol, ya no para marcas propias sino para terceros.

Más allá de estos ejemplos puntuales, la realidad marca que el norte está lejos aún de un nivel óptimo de agregado de valor a sus producciones primarias. Los puertos del sur donde se muelen, procesan y cargan cereales y oleaginosas son los grandes destinatarios de las riquezas de una zona cuya impronta deficitaria de instalaciones fluviales de fuste le impide desarrollarse y competir de igual a igual.

Dólares, empleo y bono

La imposibilidad de acceder a dólares para importación impacta en las industrias con perfil exportador de igual manera que en el resto del país, sin embargo, el nivel de empleo no registra variaciones negativas, sin despidos ni merma de turnos en las plantas fabriles.

Aun así, la situación de no dejar de ser crítica. Las últimas disposiciones del gobierno nacional pusieron en alerta al sector empresarial que repudió “fervientemente” las medidas económicas sobre la suma fija para empleados.

Por ejemplo, desde el Centro Industrial y Comercial de Avellaneda se expresaron ante los recientes anuncios que diera a conocer el Ministerio de Economía de la Nación con relación al pago de una suma fija para empleados, considerando que la medida es “totalmente perjudicial y maliciosa” para el sector empresarial en un contexto nacional de “desequilibrio económico”.

En primer lugar, asentó la entidad, porque en el ámbito de las negociaciones paritarias es donde deben determinarse las remuneraciones, conciliando las legítimas pretensiones de los trabajadores con las reales posibilidades de las empresas de cada sector.

En segundo término, debido a que “todos los aportes o sumas no remunerativas realizadas en los últimos años se hicieron sólo con el esfuerzo de los empleadores, sin ningún tipo de aporte por parte del Estado, como se había anunciado en un principio para la devolución de dichos bonos”.

El CICA amonestó que ahora los anuncios hacen referencia a la “intención” de retribuir sólo a micro y pequeñas empresas, quedando el resto excluidas, y con la “desconfianza latente” por las experiencias anteriores.

En tercer lugar, argumentó que la difícil situación que cada sector de la economía y cada empresa en particular vienen atravesando, la elevada inflación y la consecuente caída de las ventas, hacen “insostenible el pago a término de las contribuciones patronales por cada empleado. Por lo tanto, sumarle el otorgamiento de una suma fija a trabajadores del sector privado es inaudito”.

Por último, aclaró que sus asociados son conscientes del “deterioro” del poder adquisitivo de los salarios de los empleados, y juzgó que la suma pretendida es “insignificante” por la devaluación del peso y la creciente inflación, pero contrapuso que para el empleador es “significante, difícil e imposible afrontar ese costo”. “Entonces, si el Estado pretende que los empleados cobren más, sugerimos que les reduzca o elimine los aportes que se les descuenta todos los meses, o que les pague y reduzca el impuesto a las ganancias”, concluyó.

“Arbitraria e inconsulta”

Por los anuncios de pago de suma fija a trabajadores se sumó otro rechazo de empresarios privados norteños: “Los anuncios del gobierno nacional que expresan la intención de obligar a las empresas privadas a pagar una suma fija a sus empleados generan el contundente descontento y rechazo”, sostuvo Corenosa.

Para el Consejo Regional Económico del Norte Santafesino, el gobierno sigue “poniendo en riesgo” a las empresas que hasta el momento resisten gracias a su propio esfuerzo la “elevadísima presión tributaria, la legislación laboral desfavorable, los inconvenientes para exportar sus productos e importar insumos básicos”, más las regulaciones excesivas y la recesión que amenaza el consumo de manera creciente.

El colectivo empresario e institucional fustigó la “arbitrariedad y la intención de atacar siempre al sector que mayoritariamente hace de soporte a la economía nacional”, lo que “aumenta la incertidumbre y los riesgos de desaparición de estas empresas” que son importantes generadoras de empleo. “Para el ajuste salarial existen las paritarias”, sentenció.

En el mismo tono, evaluó: “Escasa es para cada uno de los trabajadores la suma fija de 60.000 pesos, preocupante es para el empleador no poder pagarla e injusto es el gobierno que pretende imponerlo”. Por lo expuesto, Corenosa dejó en claro su rechazo contundente a la “intención de imponer esta medida arbitraria e inconsulta”.

Contexto complejo

El presidente de la Unión Industrial de Santa Fe, Alejandro Taborda, admitió que, a diferencia de festejos de años anteriores, el sector está viviendo un momento “muy complejo” consecuencia de una histórica sequía que afectó con mucha fuerza la actividad en la provincia, y de una situación económica y financiera que no permite producir en condiciones de normalidad a las empresas de la región.

“Si tengo que hacer una recapitulación de los últimos años de la actividad industrial, puedo decir que tuvimos hasta el 2011 un crecimiento muy importante, hubo un estancamiento hasta el 2015, una caída estrepitosa del 2016 al 2019 y una recuperación muy importante después de la pandemia, con Santa Fe liderando esta recuperación en todo el país, con sectores que crecían a tres dígitos como los vinculados a lo agroindustrial. Y cuando estábamos en ese proceso de crecimiento, la invasión rusa a Ucrania nos trajo nuevos problemas como el precio de la energía y después una nueva restricción externa que nos tiene muy preocupados”, expresó.

– ¿Cuáles fueron para ustedes las causas de esta nueva restricción externa?

– Nosotros creemos que fue una mala administración de las divisas porque tuvimos años muy buenos. Hubo 40.000 millones de dólares de superávit en 2021 y 2022. Nosotros somos defensores de lo que llamamos la administración inteligente del comercio exterior. Hay que hacer lo que hacen todos los países, dejar entrar al país lo que no se produce, como tecnología, y no aquello que se produce aquí o que pueda afectar el trabajo de los argentinos. Bueno, eso no se hizo y llegamos a esta situación. En junio de 2022 empezamos con problemas en el comercio internacional por el déficit que genera la importación de combustibles, aumentó la brecha de los tipos de cambio y empezamos a tener problemas los exportadores. Así todo hasta fines del año 2022 el crecimiento se mantuvo, creció el empleo y la inversión, pero a fin de año nos cae la sequía, que perjudicó especialmente a Santa Fe.

– El primer semestre del 2023 fue un mal semestre, digamos, con caída de la actividad, ¿qué sectores son los que peor la están pasando?

– El sector agroindustrial y metalmecánico y todas aquellas que están vinculadas a la actividad del campo. De todas maneras, hay otros como el del cuero, textil, alimenticia, repuestos de automotores, que viven como una especie de microclima y se mantiene con números positivos. Pero todo lo que es el sector lácteo, que es muy importante en la región, se fue complicando por la sequía y las perspectivas de la economía.

– ¿Qué segundo semestre esperan?

-Lamentablemente con incrementos importantísimos de costos, con muchas complicaciones también con el comercio exterior, con una caída importante en las ventas y en la actividad. Creemos que el primer trimestre del año próximo también va a ser complicado y recién a mediados de 2024 creemos que la situación va a ir encaminándose.

Desaliento exportador

Problemas con los insumos importados, impacto de la sequía, inflación acelerada que afecta la capacidad de compra en el mercado interno, incentivos del tipo de cambio que desalientan la exportación. A nivel nacional o en la provincia, en indicadores oficiales o privados, la enorme capacidad fabril del país está estancada en los mercados y con inversiones apenas cautivas de empresarios que “huyen” sus pesos hacia inversiones menos de expansión que de mantenimiento. Eso a pesar del enorme aporte de la vinculación tecnológica desde la economía del conocimiento.

El último informe disponible del Índice de Producción Industrial del Indec apuntó que en junio hubo una caída de 2,3 % respecto a igual mes de 2022. “El acumulado enero-junio de 2023 presenta un incremento de 1,3% respecto a igual período de 2022. En junio de 2023, el índice de la serie desestacionalizada muestra una variación negativa de 1,3 % respecto al mes anterior y el índice serie tendencia-ciclo registra una variación negativa de 0,2 % respecto al mes anterior”.

Los datos del propio sector fabril son algo más severos. Según el último reporte de la Federación Industrial de Santa Fe, “en junio de 2023 el nivel de producción de la industria manufacturera en la provincia de Santa Fe registró una disminución de 9,7% interanual, acumulando en el primer semestre una baja de 5,3% en relación al mismo período del año pasado”.

Los factores que precipitan el escenario son “las restricciones a las importaciones con los consecuentes inconvenientes en la provisión de insumos; el proceso inflacionario que altera los costos relativos, degrada los salarios (y por ende cae el poder adquisitivo en el mercado interno) y reduce la competitividad del tipo de cambio exportador; la sequía que afectó a las industrias vinculadas directa o indirectamente con el sector agropecuario, ya sea por la menores ventas de sus productos como así también por la reducida provisión de materias primas.