Fue condenado el exagente civil de inteligencia por crímenes de lesa humanidad en Santa Fe. Julio Adelaido Ramos fue responsabilizado por la privación ilegal de la libertad y los tormentos sufridos.
El Tribunal Oral Federal de Santa Fe condenó este viernes a 7 años de prisión a Julio Adelaido Ramos por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar, cuando se desempeñó como Personal Civil de Inteligencia del Ejército en Santa Fe.
Ramos fue considerado autor de los delitos de privación ilegal de la libertad agravada y tormentos agravados sufridos en 1977 por Luis Felipe Solé, un joven estudiante de Ingeniería Química y militante peronista.
Solé había sido secuestrado a fines de 1975 y luego fue llevado a la Cárcel de Coronda. Conocía a Ramos de su militancia en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) en la Facultad de Ingeniería Química. En marzo de 1977, el joven fue sacado de la cárcel y llevado a una casa quinta, donde reconoció entre sus torturadores a Ramos, alias “Tipi”. Solé declaró que los interrogatorios insistían sobre dónde se encontraba su hermano, Alberto, quien fue secuestrado meses más tarde y continúa desaparecido.
Con la vuelta de la democracia, Ramos se convirtió en una reconocida figura política a nivel local: fue diputado provincial y luego concejal de la localidad santafecina de Vera. A partir del testimonio de Solé por la desaparición de su hermano en el juicio “Megacausa Santa Fe” en 2015, se inició la investigación sobre su rol durante el terrorismo de Estado y esta es la primera condena en su contra por crímenes de lesa humanidad.
Hoy en Argentina se están llevando adelante más de 10 juicios orales en diferentes provincias y la Secretaría de Derechos Humanos es querellante en dos de cada tres de esas causas. Desde la vuelta de la democracia, ya fueron condenados por la justicia más de 1100 genocidas. Podés encontrar estos y otros datos en juiciosdelesahumanidad.ar, una web que reúne la información de todos los debates, con seguimiento de testimonios, sentencias y audiencias en vivo.
Los juicios no pueden esperar. Las víctimas tampoco.