La noche de clausura de “Vera, el Carnaval de Santa Fe” fue pletórica, llena de magia y con un condimento especialísimo: la lluvia, que tantas veces en la historia obligó a suspender el evento, esta vez actuó como una bendición caída del cielo y dio lugar a una simbiosis entre los artistas y el público nunca vista.
La noche del 5 de marzo fue sin dudas histórica para el carnaval de Vera, donde quedó demostrado el compromiso y la pasión carnavalera de las comparsas y de la gente espectadora, que, a pesar de que la llovizna era constante y copiosa, no se movió de sus lugares hasta que el último integrante desfiló por calle San Martín.
Los rayos comenzaron a trazarse en el cielo cuando Paraverá hacia su actuación, pero sin dudas esa pasión que pone la piel de gallina se hizo sentir cuando Ferrumbá (cuarta en el orden de salida), aguardó unos minutos hasta que la gente del sonido dio el “ok” luego de proteger los equipos, y sin importar el destiño de las plumas hizo vibrar al público bajo la llovizna, contagiando de entusiasmo a Unidos del Samba que cerró la noche de igual manera.
Quizás muchas plumas quedarán obsoletas por la lluvia, pero así culminó la atípica edición de Vera “el carnaval de Santa Fe”, demostrando que no es solo un slogan para promocionar el evento, sino que cada uno de los integrantes de las comparsas y el público espectador sienten suya cada año la fiesta cultural máxima que tiene la ciudad, entregando todo para mantener viva esta tradición.
