Fue el propio “Manucho” quien contó el accidente que sufrió que los dejó con heridas:
Me sobrepasó por la derecha a velocidad superior a la permitida, el espejo retrovisor izquierdo de la camioneta me fracturó el omóplato (escápula), me revolcó en las piedras de calle Córdoba al 1100 produciéndome múltiples hematomas y escoriaciones en brazo, codo, cadera, pierna y pie. Todo el flanco derecho, al igual que el piso de la motoneta que en su golpe con suelo desprendió el plástico inferior que protege al motor.
El conductor, lejos de preocuparse por la salud de la víctima, corrió a la Policía y al Seguro para cobrarle el espejo al accidentado, dado que la motoneta no registra ningún impacto con la carrocería de la camioneta.
Esta es la nueva escala de valores que rige en una sociedad donde nadie controla nada y la vida cada vez vale menos.
Aquí estoy, aguantando el ardor de las escoriaciones y esperando el gesto que nunca llegará.
Un agradecimiento especial al personal de guardia del Hospital encabezado por el Dr. Carlos Cortéz, enfermeros, radiólogas y la traumatóloga Dra. Luisina Pretto, como así también al personal de la UR XIX, Graciela Buy y sumariante Celia Maldonado, que actuó en la emergencia.
