Un empleado infiel le desvalijó su comercio, lo echó y ahora afronta un juicio laboral: “Tengo que empezar de cero”

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Marcelo Scheidegger, propietario del comercio Todo Suelto, relató el duro momento que atraviesa tras descubrir una serie de robos cometidos por dos empleados de su confianza, uno de ellos con varios años de antigüedad en el negocio.

“Esto en sí es un robo y no es un robo, porque me robaron mis propios empleados, y eso es lo que más me duele”, expresó Scheidegger, quien explicó que el perjuicio económico es importante, pero que el mayor golpe fue la traición.

Según detalló el titular del local ubicado en Hipólito Irigoyen al 1362, uno de los empleados realizaba tareas de delivery y traslado de mercadería entre el local y los depósitos. Aprovechando esa función, y valiéndose de la cercanía de su vivienda con los galpones, habría sustraído mercadería de bazar y limpieza durante un período prolongado. La maniobra fue descubierta tras revisar cámaras de seguridad y advertir faltantes reiterados de productos.

“Me desvalijó prácticamente medio galpón. Son cosas que no se notan enseguida, pero cuando empezás a controlar, te das cuenta”, señaló a InfoVera. El propio trabajador terminó reconociendo el hecho al ser confrontado con las imágenes.

El comerciante verense relató que el acusado trabaja hace 3 o 4 años y que “lo tengo en negro; yo tengo 5 empleados y los 5 saben que tengo 2 en blanco, es una cuestión impositiva. La casa de él está a la vuelta de los galpones, porque después me entero y después lo engancho, porque lo engancho con las cámaras, me desvalijó, hace un mes atrás me desvalijó medio galpón prácticamente de mercadería”.

En esa línea descriptiva, contextualizó que “hay cosas de bazar que es muy salado, muy caro, la gente se da cuenta después, o sea, a ver, me entero de esto, salta por el tema de que veo las cámaras, me hizo pelota de mercadería”.

Y dijo que al mostrarle las imágenes, el empleado infiel confesó el hecho: se excusó alegando que “no le alcanzaba para vivir de lo que yo le pagaba, Le pagaba 1.100.000 por mes, o sea que creo que no le pagaba mal. Él cobraba casi todos los sábados 260.000 pesos. Le hice el seguimiento y lo enganché y todo, porque hay uno que me lo mandó al frente, un vecino, entonces no le quedaba otra, viste, porque hasta ahora anda vendiendo mercadería mía. A partir de ese momento lo despedí y, bueno, me hizo un juicio laboral ahora”.

Robo hormiga

Scheidegger también reveló que un segundo empleado, con más de 12 años de relación laboral y encargado del depósito, fue sorprendido en distintos episodios de lo que describió como “robo hormiga”, entregando mercadería sin facturar a terceros. En uno de los casos, el dueño detectó productos ocultos en un bolso de un cliente, por un valor cercano a los 60 mil pesos.

“Ahí me di cuenta que no era un error. Había cámaras, pruebas, y situaciones repetidas”, afirmó. “Le pedí que firme la renuncia, que yo le daba 10 sueldos, pero igual se presentó a trabajar, un caradurismo total”, se indignó.

Como consecuencia, ambos empleados fueron desvinculados. En uno de los casos, el comerciante confirmó que enfrenta actualmente un conflicto laboral judicial, mientras que en el otro decidió avanzar con el despido tras negarse el trabajador a firmar la renuncia.

Dolor 

“Prefería que me rompan una vidriera y me roben, antes de pasar por esto. Cambiar llaves, reorganizar todo, empezar de cero… es una carga emocional enorme”, expresó Scheidegger, visiblemente afectado.

Finalmente, explicó que decidió contar lo ocurrido como una forma de alertar a otros comerciantes, remarcando la importancia de los controles y de no confiar ciegamente, aun cuando exista una relación laboral de años. “Tuvimos que cambiar todas las llaves de los galpones, el negocio, todo es un quilombo, es una mala onda terrible y bueno, a empezar de cero otra vez”.

“Uno trata de que el trabajo sea una familia, de pagar bien y dar oportunidades. Pero cuando te golpean así, duele mucho”, concluyó.