Unidos no fluye en Vera y Caillat apuesta a limar asperezas internas con vista a la elección general de junio

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A menos de un mes de los comicios, el frente electoral padece divisiones internas que afectan su performance electoral y encienden luces rojas con vista al próximo 29 de junio.

Hoy por hoy, las distintas corrientes que conforman Unidos en Vera operan bajo la modalidad de compartimentos estancos, sin vasos comunicantes que irriguen la estrategia electoral de contar más votos que los adversarios.

La falta de diálogo entre los líderes de los sectores que tributan al espacio que gobierna la ciudad y la provincia es en extremo visible en esta ciudad. Pruebas sobran: Unidos no pudo acordar una lista de unidad para concejales, y aunque fue el frente más votado con el 14,74 del padrón -Sumemos Esfuerzos cosechó el 13,04 % y Más para Santa Fe el 12,16 %-, en términos de candidaturas el candidato oficialista Marcos Rubianes (Vera Vive) quedó tercero en las consideraciones de los votantes, que se inclinaron por Javier Barbona y Claudio Bieler.

De esos guarismos del escrutinio definitivo de las PASO surge evidente que en un escenario de tercios Unidos necesita de la unidad de sus partes para que el todo funcione y mantenga la hegemonía política en el distrito con mayor cantidad de electores del departamento Vera.

Ese desempeño deslucido fue admitido por la propia intendente Paula Mitre. En un mensaje a la comunidad, lo consideró “un llamado de atención” debido a que “hay errores y cosas para mejorar y corregir, y se comprometió a “aumentar la capacidad de escucha, abrir más los oídos y ojos para hacer una evaluación”. Fue la única que se expresó en ese sentido, el resto salió de la escena sin hacer ruido, mutis por el foro.

En la elección a convencionales reformadores tampoco Unidos se vio favorecido por la voluntad popular. En el distrito Vera, Más para Santa Fe obtuvo 3.880 votos y miró desde arriba a Unidos, que alcanzó 2.132. La diferencia a favor del peronismo fue de 1.748 sufragios, que estuvo a poco menos 200 votos de doblar a la candidata de la coalición gobernante.

La falta de solidaridad militante para con la boleta oficialista que llevaba a Juliana Caillat como candidata -referente del gobierno provincial en este territorio- fue alarmante. Muy a pesar de que la abogada de Calchaquí multiplicó sus esfuerzos para estar presente en cada punto del extenso mapa verense para apoyar a sus candidatos entregar aportes nunca antes vistos de un gobierno provincial, a la hora de abrir las urnas fue evidente que la falta de cohesión entre CREO, el PS y la UCR le jugó en contra. No solo a Caillat, sino al propio gobierno provincial que ganó en todos lados, menos en Vera.

En este contexto de marcada desunión, fue la propia Juliana Caillat quien convocó a una reunión dirigencial general en el auditorio de la Sociedad Rural de Vera. Allí confluyeron figuras de todos los distritos y, sobre todo, de Vera. Paula Mitre y Reynaldo Fabbroni, Sergio Rojas no pudo asistir y envió a sus representantes.

Caillat hizo las veces de “unificadora” de las posiciones encontradas, con el apoyo del ministro de Gobierno, Fabián Bastia, espada política del gobernador Pullaro. El objetivo del cónclave: traccionar en equipo la mayor cantidad de votos para la alianza oficialista. Y dejar de lado mezquindades políticas y actitudes soberbias. En síntesis, dejar de funcionar como compartimentos estancos y activar el trabajo en equipo. 

Pero, “del dicho al hecho hay mucho trecho”. La verdad es que en Vera, los tres componentes principales de Unidos casi no se hablan. CREO y el PS tiene reducida su comunicación a la más mínima expresión, y la UCR tradicional que gobernó la ciudad hasta 2015 no tiene piel con la actual gestión. Esto último, cuentan los militantes, se percibió en las reuniones para encarar las primarias, que fueron frías y distantes.

Así las cosas, quizás por recelos o por visiones equidistantes de la realidad, nadie convoca al otro, que parece el enemigo. En algunos casos, se prefiere al peronismo como interlocutor más válido que al propio signo político.

La general del 29 de junio será un ensayo electoral que pondrá a prueba la capacidad de autocrítica de Unidos Vera, que de acuerdo a los porcentajes de las PASO resignará una banca en el Concejo Municipal.

También será ocasión de ver sus reales posibilidades de ir por lo que realmente le quita el sueño: la senaduría departamental. Hoy por hoy, con este nivel de individualismo reinante, casi una utopía.