Sólo unas pocas personas pudieron ver la “pelea secreta” entre los pesos welter junior. En el 2004, eran grandes amateurs en Argentina y se armó una pelea privada para probar cuál de ellos era mejor.
Hace un par de meses (o quizás más), el prestigioso periodista especializado en boxeo Carlos Irusta, estuvo en la ciudad de Santa Fe, invitado por el ex campeón argentino y sudamericano pluma Claudio Martinet, quien gracias a la amistad que nos une, me lo hizo saber, y por ese motivo nos reunimos en el Quincho de Chiquito (¿qué otro sitio, tan ligado al boxeo, podía cobijarnos en una amena charla?).
Durante la misma, en la que se habló de muchos temas, no sólo relacionados al deporte de los puños, Irusta recordó una nota escrita en su revista de edición mensual “Ring Side Magazine”, en la que abordó un enfrentamiento que tuvo como protagonistas a Marcos René Maidana y Lucas Martín Matthysse, hace casi 20 años, y el que tuvo características por lo menos “curiosas”.
Es que el referido combate fue en “privado”, en las instalaciones del estadio de la FAB (Federación Argentina de Boxeo), pero lo mejor será saber lo que sucedió esa noche a través de las palabras de Carlos Irusta en la publicación de su revista: “Era sábado por la noche en el Estadio de la Federación Argentina de Boxeo (FAB). Y nos dimos cuenta cuando Sebastián Luján noqueó a Sergio Acuña en una sola ronda. La noticia se difundió de boca en boca como un susurro: “El próximo lunes habrá una pelea secreta. El próximo lunes 29 de marzo de 2004, Marcos Maidana y Lucas Matthysse pelearán y el ganador irá a Brasil, en la división de las 140 libras, para el torneo preolímpico”.
Nunca habíamos visto una pelea en privado, pero, de hecho, algunas sesiones de entrenamiento parecían verdaderas batallas. Es común escuchar cosas como esta. Cuando Ray “Sugar” Leonard luchó contra Marvelous “Maravilla” Hagler, armó un par de combates reales en privado, porque tuvo un retiro de dos años. Y es normal saber que entre los Equipos Nacionales hay algunos días especiales donde las sesiones de entrenamiento son peleas reales.
Pero nunca me gusta esto debido a que la pelea fue en el Estadio FAB, con un árbitro, jueces y todo, pero a puerta cerrada, no hay personas y casi nadie en la asistencia.
¿Por qué una lucha en privado? “Porque es algo especial”, nos dijo Luis Romio, el hombre de la FAB. “Porque los dos boxeadores están en una forma tremenda, porque han tenido grandes combates pero…, sólo hay espacio para uno en el equipo argentino. Si elegimos uno, el otro tendrá malos sentimientos. De esta manera, no habrá dudas. Son tremendos luchadores, y peleando ante una audiencia, pueden sentir la presión extra, para ellos y los jueces”.
Llegamos más de una hora antes de la pelea y tomamos una taza de café con Osvaldo Bisbal (presidente de la FAB), Luis Romio, Jorge Domínguez (el entrenador del equipo nacional), Carlos Rodríguez, Jorge Molina, todos ellos de la FAB. Sin embargo, durante la reunión ocasional, nadie dijo una palabra sobre la pelea. En un momento, Bisbal dejó su lugar y todos lo seguimos … Pero fue en vano: “Los muchachos aún no han llegado”, dijo alguien. “Debemos seguir esperando”. “Los niños”, por supuesto, son los boxeadores del Equipo Nacional. Y de repente, el viejo estadio abrió sus puertas: vacío e inconsciente…
Solamente hubo una docena de testigos, con sólo dos periodistas: Marcelo González y el autor de este artículo, más un reportero gráfico, Ramón Cairo, de nuestra revista “Ring Side”.
“Tomá esta tarjeta, quiero tu opinión también”, dijo Bisbal, dándome una. Como un acuerdo tácito, cada uno de nosotros se separó del otro. Fuimos a los camerinos …
En la soledad de los vestuarios, ambos estaban de pie. Matthysse y un Maidana muy serio, tan juntos, y también tan lejos el uno del otro. No hay malos sentimientos, pero no se miraron a los ojos. Sus amigos a su alrededor. Cerca de Matthysse, estaban el hermano menor de Matías Ferreira y Omar Narváez, Daniel (quien estaba en la Selección Nacional, 105 libras) en la esquina de Maidana, el joven Daniel Brizuela (126 libras y en la Selección Nacional) y el hermano menor de Pablo Chacón, Javier (en el Equipo Nacional en 112). Fueron con ellos al ring.
Ni Jorge Domínguez, ni Santiago Nieva, ni Héctor Morales, los entrenadores oficiales. Fue una pelea, de hombre a hombre, eso es todo.
-Bisbal pregunta si estás listo.
-Sólo en 10 minutos (dijo Matthysse).
-Está bien, 10 minutos (dijo la gente de Maidana).
Fuimos a nuestras posiciones de primera fila. Junto a nosotros, Luis Romio, con una máquina de conteo de golpes (como la que se usa en los combates de AIBA), y a un par de metros más, Bisbal con otro.
Y, frente a nosotros, en el balcón, completamente solo, de pie como un hombre en un barco mirando el horizonte, Jorge Fernando Castro, deslizándose de un lado a otro, como un barco fantasma…
Para nosotros, Maidana ganó las primeras dos rondas, no sólo por su velocidad; Matthysse le permitió tomar la iniciativa. La tercera ronda fue pareja, pero el desnivel fue para Lucas por un margen estrecho. En el cuarto, Matthysse puso toda su fuerza en el ring, ganándolo.
Sólo queda una ronda. Matthysse mantuvo la presión, Maidana tuvo que contraatacar. ¿Qué hacer? Se prohibió dar rondas de empate para evitar una decisión de sorteo. Este periodista (como lo hicieron muchas otras personas) dio la quinta y última ronda a Maidana. Marcos se veía más impresionante en las rondas que ganó, más de lo que Lucas hizo en la suya.
Podemos decir que, en una pelea “normal”, una decisión lógica sería un empate, con un aplauso para ambos por su estilo y actitud técnica. Debemos decir que fue una muy buena pelea, donde la inteligencia venció a la fuerza bruta. La máquina de conteo de golpes dijo: 38-31 golpes para Maidana, que obtuvo su tercera victoria, con un empate, sobre Lucas.
Ponemos nuestros votos como si fuera un día de elección presidencial. El doctor Hugo Rodríguez Papini y Luis Romio tomaron todos los votos y el ganador fue Marcos Maidana. Entramos en los camerinos con los boxeadores. Sin palabras. Matthysse, mirando al piso, se quitó la camisa.
-Por favor, ustedes dos, siéntense aquí.
Se sentaron uno a uno, como en la sala confesional. Sin mirarse fijamente, ni mirar al doctor, solo escuchar, con la cabeza baja…, como niños en la escuela.
-Fue una muy buena pelea. Muy, muy inteligente incluso. Los votos fueron de 9 a 1. Los felicito a los dos. Mañana hablaremos sobre el futuro. Fue una muy buena pelea. Felicidades de nuevo.
Cuando el doctor salió de la habitación, Jorge Domínguez abrazó al perdedor:
-¡Hiciste una gran pelea! Recuerda, Lucas, serás campeón del mundo.
El joven boxeador, sin decir una palabra, comenzó a llorar.
Dejamos el lugar. Maidana nos dijo:
-Somos compañeros de cuarto y amigos cercanos. Esta noche, hablaremos. Somos buenos amigos, y a veces, suceden cosas como estas…
Caminamos hacia la calle. Fue una tarde calurosa. La gente esperaba afuera, esperando las otras peleas e ignorando el drama. El llanto puro y sincero de Matthysse fue nuestro compañero por un tiempo.
Mathysse lloró, y lloramos con él, con orgullo por nuestro viejo y querido boxeo, un deporte que puede producir momentos como este.
El Preolímpico
El equipo argentino fue a Brasil en abril de 2004 a participar del Torneo Preolímpico hacia los JJOO Atenas 2004. El Chino Maidana derrotó en su primera presentación a Austin Jopseh (Islas Vírgenes) y luego fue derrotado por puntos (39-24) por Rock Allen (EEUU). Todo el equipo nacional fue derrotado, pero Daniel Brizuela consiguió su boleto a Atenas. El argentino Martín Islas fue derrotado por Blas Pascal.
La amistad con el Chino según Matthysse
Lucas Matthysse, en entrevista con Juan Manuel Vena para la revista especializada “Cerca del ring”, habló de la amistad que siempre existió entre él y Marcos René Maidana. “A las peleas en los pueblos viajábamos en un camión jaula”, recordó Matthysse. “Al Chino lo conozco desde los 16 años, cuando no nos conocía nadie, tuvimos muchos viajes juntos representando a la Argentina con la Selección en el Panamericano y el Mundial, eso nos dio mucha experiencia. Vivimos juntos en Vera, Santa Fe, en una habitación de 2×2, arriba de unos colchones, a las peleas en los pueblos viajábamos en un camión jaula, ja. Fue una experiencia muy buena”.
“Después de la pelea con Danny García en 2013, volvimos juntos en avión desde Estados Unidos en primera clase y nos jodíamos diciendo: ‘mirá en qué estamos viajando ahora y como viajábamos antes’. Es un orgullo haber vivido todo eso con él, representar al país y levantar la bandera junto a grandes boxeadores. Tengo recuerdos en fotos de cuando empezamos, fue algo muy lindo”.
Fuente: Alberto Sánchez – El Litoral